Las armas de la resistencia
Fotografía y texto por : Adrinson Yanes Hernández
Edición por : Verónica Olivera Vélez
“The protest in Puerto Rico is now a revolution. people are united like never before…”. -David Begnaud
En el proceso de los boricuas destituir al gobernador Ricardo Roselló, quedó evidenciado un reclamo multisectorial absoluto del pueblo.
Puerto Rico, el archipiélago que abarca cada espacio que ocupa un o una puertorriqueña en la diáspora, se unió en una sola voz, en una sola emoción, de múltiples maneras y energías a exigir ese único reclamo, la renuncia de su gobernador.
La misión se destacó, para sorpresa del mundo entero, enfatizando la hazaña que implica la inmediata expulsión de un primer ministro en la historia de Puerto Rico: por ser pacífica.
Resulta impresionante dado por hecho que más de medio millón de ciudadanos salieron juntos a paralizar el país y a denunciar al gobernador durante trece días.
Como secuencia de la exposición de comentarios que, Ricardo Roselló, el exgobernador de Puerto Rico, junto a once otros allegados miembros políticos compartieron en un chat privado.
Chat que fue hecho público. Chat donde se discutía, además de corrupción en el manejo de fondos públicos, colaboración en manipular la opinión pública y comentarios sexistas, homofóbicos, denigrantes, vulgares, que atentaron contra toda integridad del país.
Los muertos de los huracanes fueron carnada de sus cuervos, o así lo sintieron y expresaron los mandatarios.
Hubo enfrentamientos y muchos.
En trece días continuos de marcha y paros, el Viejo San Juan fue testigo de un sin número de confrontaciones.
Tuvo presencia el abuso de poder, hubo intercambios físicos y violentos, contra padres, madres, hijos e hijas, hermanos y hermanas, abuelos y abuelas, estudiantes, maestros, puertorriqueños y puertorriqueñas unidos en una sola consigna: Ricky Renuncia.
La fuerza de choque gaseó, una y otra vez, a los manifestantes, regando gas pimenta a habitaciones residentes de la comunidad del Viejo San Juan, donde descansaban infantes.
Dispararon con balas de goma, y muchos aseguran que hasta con bolines de metal.
La resistencia fue impactada por macanazos y como resultado de la falta de planificación, un tanque de gas pimenta rompió el cristal de un carro y lo incendió en fuego, dejándolo en pérdida total.
La presión se sintió.
Los manifestantes tiraron adoquines, piedras, botellas y todo lo que apareciera en el camino, buscando armas para responder a la extremadamente preparada fuerza policiaca.
La masa indignada continuó a recurrir a la apropiación de las armas de la resistencia.
Las armas necesarias, las victoriosas, aquellas que hicieron capaz cumplir el reclamo.
El viernes, 19 de julio se convocó al Cacerolazo, los y las manifestantes llegaron con cacerolas y cucharas, herramienta de lucha clave durante la protesta.
El sonido, los colores, el arte, las caras, cada individue, individua, individuo en y sin colectivo, conspiraron en romper la tradición de lucha y crear una propia.
Las cacerolas, las flores, las brochas y pinturas, las cámaras, los micrófonos y megáfonos abrieron el paso firme, hicieron eco a la voz y diseñaron el rostro de la determinación.
Su imagen quedó impresa en portadas de muchos países, Puerto Rico protestaba de la manera más creativa, colorida y musical que jamás había empleado una nación furiosa, herida e indignada.
Cientos de periodistas activos, en pie de lucha, documentando una protesta.
Una protesta que resumió la frustración, florecida en los esfuerzos de cada una de los puertorriqueños y puertorriqueñas que se levantaron luego de sobrevivir dos huracanes, a defender su país.
Este momento de revolución, de decir basta, te tienes que ir, en la historia de Puerto Rico fue y continuará siendo documentado de manera tan hermosa y viva.
Fueron las personas quienes decidieron pintar la revolución de sonrisas y bailes, con batucadas, bombas y plenas, en sancos y trepa’us en un poste, en una motora, en un caballo alzando su bandera.
En cada una de las armas de la resistencia existe una victoria.
La intención de un puertorriqueño y una puertorriqueña de ser escuchada, vista y respetada.
El miércoles, 24 de julio, luego de trece días, de todas las posibles formas de manifestación, en pleno perreo combativo, Ricardo Roselló renunció a su puesto como gobernador.
El Viejo San Juan se convirtió en un caldero gigante y aquellos que manifestaron en, cuchara. Las armas gritaron más fuertes que nunca y la Calle de La Fortaleza realmente se convirtió en la Calle de la Resistencia, como muchas personas, incluyendo la alcaldesa Carmen Yulín propusieron a que fuera cambiado.
Los cacerolazos aún permanecen vivos en los condominios, en las urbanizaciones, en los caseríos y en las casas de la abuela, con la misma fuerza. Luego de la renuncia, se convocó a todas las personas a hacer un cacerolazo en sus residencias todos los días a las 8:00 P.M. Estaban dejando saber que el país sigue atento y que la lucha por combatir las injusticias y la corrupción gubernamental no culminaba con Roselló, sino que con él comenzaba.
Entre estas fotos todavía se escucha la consigna… somos más y no tenemos miedo.